En España un empresario autónomo propone una solución para reabrir bares en seguridad luego del confinamiento. Lee más aquí.

La vida como la conocemos no podrá retomarse de inmediato en ciertos países tras el confinamiento. Los bares, cafés y restaurantes aún discuten las maneras de recobrar vida. En España Manuel Gil propone una solución.

Manuel Gil es un empresario autónomo de 50 años. Para enfrentar la situación post-coronavirus en los bares, cafés y restaurantes, Gil propone paredes de separación transparentes que aíslan a los clientes de todo contagio. Nativo de España, el tercer país más afectado por el coronavirus, Gil espera poder implantar este sistema cuando reabran los establecimientos.

Un especialista de la renovación de bares y restaurantes, Gil apuesta que tendremos que cambiar nuestra manera de salir. «Nos acostumbramos a todo en la vida. Deberemos cambiar nuestra manera de salir,» dice. Su proyecto piloto de paredes aislantes lo presentó en una panadería de la periferia de Madrid, que posee ocho mesas sus clientes.

Las paredes transparentes de Gil permiten aislar una mesa de cuatro personas o menos. Incluso mesas desmontables más pequeñas para separar clientes sentados en una misma mesa.

«Cualquier restaurante o bar que tenga de ocho a 10 mesas puede gastar 700 u 800 € para renovarse y abrir. Ninguna persona en este país podrá soportar tener un comercio cerrado durante seis, siete meses, o un año,» preconiza Gil.

 

En la espera de instrucciones del gobierno

Mientras Gil da forma a su proyecto, en España no se conocen todavía las condiciones fijadas por el gobierno. Gil asegura sin embargo que su servicio podrá implantarse en menos de una semana. De hecho, la organización representante de la hotelería rechazó la instalación de dichas paredes ya que el gobierno no ha dado instrucción alguna en este sentido. Además, la organización considera que las empresas no podrán asumir dicho gasto.

En cambio, la organización defiende limitar la frecuentación de establecimientos con distancia mínima entre las mesas y proporcionar gel antibacterial en la entrada. Además, de controlar la temperatura de los clientes.

 

Otras propuestas: cámaras térmicas

Pedro Zamorano, gerente de la sociedad Cámaras Covid, explica que comenzó a importar desde China «hace menos de un mes», cámaras térmicas. De estos equipos, pidió 12 500 unidades cuyos precios varían de 1 150 a 20 000 €.

La cámara detecta gracias a su alta sensibilidad a una persona febril Y también suena si se le acerca una bebida caliente. Pero por definición es incapaz de detectar una persona asintomática portadora del virus.

Algunas personas como Sheila Giraldo, empleada de la panadería dice sentirse «mejor protegida» por la presencia de dicha cámara. Además considera las paredes como un mal menos. «Mientras la gente venga y se deshagan de su miedo» de salir de sus casas.

 

 

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