El covid-19 trae consigo, para algunos, consecuencias nefastas en nuestros sentidos, entre ellas en el olfato, mejor conocida como anosmia. ¿Cómo tratarla?

Desde el inicio del covid-19 los especialistas han ido revelando en el tiempo las consecuencias del virus SARS-CoV-2 en la salud. Unas de las consecuencias conocidas pero poco mediatizadas es la alteración o pérdida parcial o total del olfato.

Según un estudio realizado en 18 hospitales europeos con más de 2.000 hombres y mujeres que dieron positivo al virus del SARS-CoV- 2, el 73% de los pacientes vigilados informaron de una pérdida repentina y total de su sentido del olfato (anosmia). El 14% notó una disminución de su sensibilidad olfativa (hiposmia). En la mayoría de los casos en asociación con trastornos del gusto. De hecho, también se han detectado otras afecciones como la pérdida del gusto (ageusia) o alteración o poca percepción del gusto (hipogeusia).

Además, se estima que entre el 10 y el 15% de la población ya sufría algún tipo de trastorno por olores. Es decir, antes de que se produjera esta importante crisis sanitaria.

Como bien sabemos, el olfato es un sentido indispensable para la degustación de espirituosos y vinos. Nuestro olfato permite a su vez poder degustar mejor y detectar los aromas que acompañan los sabores de un espirituoso en su paleta. Afortunadamente, existen métodos que permitirán recuperar el sentido del olfato.

 

El Entrenamiento Olfativo

El entrenamiento olfativo según el Dr Jérôme Lechien del servicio otorrinolaringólogo del hospital Foch en Francia es «el mejor tratamiento». Gracias a este entrenamiento el 85 % de los pacientes tratados que había contraído el covid-19 recuperaron su olfato en dos meses. La técnica de reeducación olfativa no es sin embargo nueva, se practica desde hace unos diez años.

«Pedimos a nuestros pacientes que huelan olores, en sus casas, al menos dos veces al día, durante cinco minutos, y durante dos o tres meses«.

El primer mes de entrenamiento se comienza con cuatro olores, luego, al mes siguiente o siguientes se cambian. Lo importante según el doctor Philippe Rombaux es probar diversos olores de especias y aceites esenciales. Pero sobre todo reunir olores variados que peritan una gran estimulación del olfato: frutal, floral, amaderado.

Un método desarrollado por Jean Michel Maillard consiste en oler aceites esenciales. Se recomienda una dosis de 2 % (20 gotas en 50 ml de agua) dos veces al día a ciegas durante 12 semanas. Por supuesto, los resultados dependerán de la gravedad del problema olfativo.

Hirac Gurden*, aconseja repetir el entrenamiento en intervalos regulares. «Apenas sentimos que la sensibilidad olfativa disminuye, recomenzamos las sesiones de estimulación cotidiana. En paralelo, es necesario olfatear los olores que nos rodean. Por ejemplo, ya sea en la cocina o durante un paseo en el bosque. Mientras más se reciban estímulos olfativos más se aumentará y se preservará la agudeza sensorial.

 

*Neurobiológo y director de investigación en neurociencias en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS).

 

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